Manuel Vázquez Montalbán parla sobre la sèrie de TVE Carvalho:
Cada viernes por la noche contemplo la serie Carvalho, con una mano sobre los ojos, los dedos separados, eso sí, para ver y no ver. Para ver lo que reconozco y para tratar de no ver lo que me resulta irreconocible. La semana pasada tuve que dar crédito a mis ojos porque los tenía bien abiertos, pero me resultó difícil reconocerme como remoto argumentista de un capítulo titulado El mar, ese cristal opaco. El título sí era mío y en el guión original se justificaba mediante la cita de un verso de Carlos Barral, "...de cuando el mar es un cristal opaco", pero en lo que yo estaba viendo el mar no era de invierno y por tanto ni era de cristal opaco, ni ningun hecho o personaje se responsabiliza del título. O yo no lo supe ver.
En cambio, sí asistí aturdido a un despliegue sexual de Carvalho digno de un Mickey Spillane. Aquél no era mi Carvalho, sino un extraño atleta sexual japonés dispuesto a fornicar como un obseso, a vagina por cada cinco minutos de programa. No es que mi Carvalho sea un santo, pero tiene un cierto autocontrol sexual, más relacionado con el sentido del ridículo que con el del pudor. Además, este Carvalho televisivo es un deslenguado que se ha tomado a Cela al pie de la letra y lleva el taco pegado a los labios, como si fuera una colilla de Peninsulares.
Les receptes de Carvalho
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada