Guido Reni (1618 - 1619): Atalanta e Hipómenes. Museo del Prado |
Oh cuántas veces, cuando ya podía pasarlo, demoróse,
y contemplado mucho tiempo su rostro a su pesar lo dejó atrás.
Árido, de su fatigada boca le llegaba su anhélito,
y la meta estaba lejos. Entonces al fin de los tres uno,
de los retoños del árbol, envió el descendiente de Neptuno.
Quedó suspendida la doncella, y del nítido fruto por el deseo
declina su carrera y el oro voluble recoge.
La deja atrás Hipómenes: resuenan las gradas del aplauso.
Ella su demora con rápida carrera, y los cesados tiempoIDIOs,
corrige, y de nuevo al joven tras sus espaldas deja.
Y de nuevo, con el lanzamiento de un fruto demorada, del segundo,
es alcanzada, y pasa ella al varón. La parte última de la carrera
restaba. «Ahora», dice, «acude, diosa, autora de este regalo».
Y a un costado del campo, para que más tarde ella volviera,
lanza oblicuamente, nítido, juvenilmente, el oro.
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Ovidio: Las metamorfosis
La HISTORIA Texto extraído de Cómo leer la pintura. Entender y disfrutar los grandes mastros, de Duccio a Goya: Patrick de Rynck, Editorial Electa, Barcelona, 2005, 250-251.
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